MITOS Y LEYENDAS
¡Esos sustos que los mayores le pegaban a uno contándole leyendas, eran tremendos! Recuerdo alguna vez que se pusieron a hablar de la “Madre Monte” (no es en sí leyenda de Sutatenza, pero se habla mucho de ella) y la noche ya había caído. Además recuerdo que puse tanto empeño en escuchar que sin quererlo, me fue entrando como esa angustia tan maluca que uno como que no quiere quedarse solo, y menos tener que salir a otro lugar… Pero eso me sucedió: tuve que salir para ir a acompañar a mi mamita señora y qué problema! ¡Casi me da un infarto por el camino! Todo me asustaba… ¡que camino tan largo se me hizo y sin embargo no eran sino dos minutitos…!! Bueno, comencemos.
Así como ya hemos hecho en otras partes de este escrito, para este apartado referente a los mitos y leyendas, nos vamos a valer totalmente de la obra bien organizada y consultada del Magisterio de Sutatenza (páginas 19 – 24), que escribió con ocasión de la celebración del bicentenario de este municipio.
Nuestros antepasados tenían leyendas bellísimas que explicaban los grandes misterios del mundo, tales como: el origen de los hombres, la aparición del sol y el origen de las razas. Las transmitían de generación en generación y muchos han llegado milagrosamente hasta nosotros, para formar la hermosa literatura del pueblo.
EL CUCACUY
Este personaje entraba en altas horas de la noche a las habitaciones, en donde encontraba mujeres doncellas solas. Montaba sobre una macana para transportarse de un lugar a otro; en la mano derecha y en el dedo pulgar tenía una uña larga con un orificio por donde silbaba, si se oía lejos, esto significaba estar cerca, pero si se oía cerca estaba muy lejos.
Era un verdadero hombre que tenía pacto con el diablo, andaba desnudo y sus sitios predilectos eran las enramadas donde molían caña de azúcar.
EL HUESO DE LA BUENA SUERTE
Los diablos citaban a un lugar solitario a los que querían adquirir el hueso. Los días predilectos eran: viernes y martes a las doce de la noche; llevando consigo una olla, un gato negro y leña. Allí hacían una hoguera, dentro de la olla echaban el gato vivo, agua, ruda de castilla y la tapaban bien, colocándola sobre la hoguera hasta cocinar el gato; una vez cocido éste, se bajaba la olla sacando hueso por hueso pronunciando las siguientes palabras: «éste será; éste será», hasta que uno de los huesos contestara: «Yo soy». La persona cogía el hueso y salía corriendo sin voltear a mirar, de lo contrario el diablo se lo llevaría. Quienes lograran obtener este hueso tendrían en la vida mucha suerte y dinero.
CARGANDO A LOS VIVOS
Las personas que estuvieran en pecado mortal, los diablos las cargaban en barbacoas o guandos en altas horas de la noche; éstos a su vez se lo botaban al suelo a cualquier persona que se encontrase; ésta debía cogerlo a fuete o quemarle la mejilla izquierda para que dijera el nombre; le daban bastante dinero al que lo descubriera, pero con la condición de no contarle a nadie.
EL MOHÁN O MOHÁNES
Se dice que son personajes de estatura pequeña que viven dentro de la tierra cerca de lagunas, ríos y quebradas. Los sitios habitados por ellos son encantados debido a sus tesoros. Cuando éstos se trasladan de un sitio a otro, lo hacen por medio de ríos y quebradas, acompañados de animales, tesoros, familia e instrumentos musicales, produciéndose a su paso algunos fenómenos como derrumbes, truenos, relámpagos, lluvias y fuertes crecientes de agua.
EL CURRUCÚ
Antiguamente las gentes tenían la creencia que cuando el currucú cantaba después de las nueve de la noche, los viernes o los martes, tres veces seguidas, se moría el papá del que lo oía; si cantaba una vez se acercaba una epidemia a la familia que lo oía y si su canto era prolongado venía un ser ausente.
Aún sus moradores creen que el canto de este animal sobre la casa, significa muerte.
LAS BRUJAS
Las brujas son mujeres, que se transforman en lechuzas y vuelan en la noche sobre los tejados de las casas produciendo grandes chillidos; atacan a las personas cuando están dormidas dejándoles en el cuerpo algunos moretones, cuando son enemigos.
Para cogerlas, les regaban bastantes pepas de mostaza, en las eras donde trillaban el fríjol y la lenteja, con el fin de encerrarlas entre chiguas de cabuya y llevarlas a los ríos, charcos y aljibes para exterminarlas y evitar maleficios.
CONTRATO CON LOS DIABLOS PARA CONSEGUIR DINERO
Era un contrato que hacía un ciudadano con el diablo el cual debía firmarlo con sangre del dedo del corazón de la mano derecha y poner como fiador a su esposa quien tenía que hacer lo mismo. Debían someterse a las siguientes pruebas:
Primero, ir a las doce de la noche un día (martes o viernes) a un sitio oscuro y montañoso donde debía enfrentarse a una serpiente y defenderse tan solo con una rama de ruda de castilla sin evocar a ningún santo; pronunciando palabras vulgares y groseras. Si llegaba a evocar a algún santo, éste era mordido por la serpiente y cogido a golpes por los diablos.
La segunda prueba consistía en apagar un montón de leña en fuego con la misma rama de ruda en el término de tres minutos, invocando a los diablos y pronunciando blasfemias contra lozanitos. De lo contrario sufría el castigo anterior.
En la tercera prueba se enfrentaba a un gran número de fantasmas que lo atacaban enfurecidamente, defendiéndose éste con la rama de ruda de las primeras pruebas.
Si el diablo aprobaba estas pruebas quedaba firmado el contrato por el término de 7 años durante los cuales el contratista recibía dinero en grandes cantidades que lo podía utilizar para borracheras y compra de tierras.
En este lapso del contrato no podía ir a misa, ni confesarse. Si el contratista fiador, llegaba a morir antes de los 7 años, se iban para el infierno hasta la quinta generación. Pero si pasado este tiempo no moría el deudor ni el fiador, se podían arrepentir, confesarse y volver a ser verdaderos cristianos.
LEYENDA DEL TEMPLO DE SUTATENZA
Su gente cuenta que el templo de Sutatenza, está construida sobre una laguna y una viga de oro, que atraviesa todo su territorio. Esta va desde el cerro de Somondoco pasando por el templo hasta el Alto de los Hoyos.