ACPO

ACCION CULTURAL POPULAR
"ACPO"
Dentro de las entidades que encontramos más representativas de nuestro municipio está ACCION CULTURAL POPULAR que fue la entidad abanderada para Colombia y el mundo en la utilización de los medios Masivos de Comunicación Social para la educación de la población sin sacarlos del ambiente en el cual se desempeñaban.
Hagamos un poco de historia de esta entidad que hizo mucho, no solamente por nuestro municipio, sino por toda la humanidad, al ser tomado hasta el día de hoy como modelo de estrategia en loa vanguardia de la Educación.
El Padre José Joaquín Salcedo Guarín, nacido el 08 de diciembre de 1921 en el municipio de Corrales (Boyacá), hijo de Eva María Guarín Perry y de José Joaquín Salcedo Cújar.
 “El 31 de mayo de 1947, el recién ordenado sacerdote José Joaquín Salcedo Guarín dio su primera misa en la Iglesia del Carmen de Bogotá y partió, meses después, para la parroquia de Sutatenza, llegando el 23 de agosto de 1947, época de invierno, donde al poco tiempo fundó una rudimentaria emisora con el fin de llevar al campesino esparcimiento mediante programas de música y doctrina cristiana, complementándolos con ciertas nociones educativas. Su principal pasión precisamente era la transmisión por el sistema de radioaficionados. Ante la buena acogida recibida, Salcedo decidió ampliar y mejorar la emisora y fundó la primera escuela que en Colombia trasmitió instrucción merced a las ondas hertzianas, cuya licencia de funcionamiento le fue expedida en 1948.
Nacieron así las Escuelas Radiofónicas, germen de Acción Cultural Popular, ACPO, programa dirigido a mejorar la vida del campesino en cinco frentes: salud, alfabeto, número, economía, trabajo y espiritualidad, sin apartarlo de su parcela e incrementando sus conocimientos de agricultura y ganadería; como complemento se imprimieron cartillas sobre usos campesinos, se contrataron técnicos agrícolas y visitadores, se adquirieron vehículos, se construyeron edificios y se levantaron granjas e institutos (dos en Sutatenza y uno en Caldas (Antioquia), que iniciaron labores en 1954 y donde se dictaron cursos para dirigentes y líderes campesinos así como a supervisores), todo ello orientado a propiciar la educación fundamental integral. Con el tiempo amplió su radio de acción a otros medios masivos de comunicación social, excepto la televisión. Se editó, a partir del 29 de junio de 1958, el semanario guía El campesino. En 1949, la pequeña emisora pudo elevar la potencia del transmisor a un kilovatio y organizó Escuelas Radiofónicas. Inicialmente se vendieron mil radios-transistor solicitados a la firma General Electric, con lo que se generó la "fiebre de la radio"; pero tenían un problema: solo sintonizaban, en ondas medias y cortas, la emisora Sutatenza. Rápidamente amplió su cobertura a más de la mitad de las parroquias rurales del país. En 1955 sumaba 14.500 receptores, y para mediados de ese año se esperaba llegar a tener 30.000; había logrado la alfabetización de 30.000 adultos en 9.000 escuelas radiofónicas, escuelas-hogares y escuelas-cuarteles; se esperaba una cobertura mayor con la compra a la Philips de 30.000 radios más. Para ello fue fundamental el apoyo recibido por el gobierno de Rojas Pinilla, respaldo que continuó durante el Frente Nacional y que sólo cesó cuando Sutatenza intentó de competir con las emisoras comerciales. Ante la pérdida de los auxilios gubernamentales e inhábiles manejos económicos por parte de monseñor Salcedo, ACPO tuvo que ser clausurado y en 1989 Caracol compró los equipos y parte de las edificaciones. Las autoridades eclesiásticas también acogieron y apoyaron el programa de la ACPO: el cardenal Crisanto Luque y su sucesor Luís Concha Córdoba fueron poderosos impulsores. La UNESCO, gobiernos, incluido el Vaticano, y agencias extranjeras también prestaron su concurso para la consolidación de ACPO. Todo ello hizo que el programa fuera ensayado en 24 naciones de cuatro continentes.
En 1960, Sutatenza inauguró un transmisor de 50 kilovatios y en 1968 amplió su potencia de 98 a 580 kilovatios. Para 1978 la cadena de emisoras (Bogotá, Barranquilla, Cali, Medellín y Magangué) tenía una potencia de 600 kilovatios, la más grande que se haya dedicado en América a la educación rural; la de mayor poder fue la de Bogotá, con 250 kilovatios y 19 horas diarias de programación, de las cuales seis eran dedicadas a las Escuelas Radiofónicas; se habían capacitado 13.900 jóvenes que eran promotores y multiplicadores de los planes y políticas de ACPO. Uno de los programas de mayor sintonía fue Charlas con la familia, del presbítero Roberto Mora Mora.
A lo largo de su historia, ACPO se mantuvo fija en sus objetivos, pero cambió sus metodologías y sistemas de acuerdo a los tiempos y a las necesidades del país y del campesino; por ejemplo, en la década del sesenta se vinculó a la creación y desarrollo de la Acción Comunal e igual actitud tuvo con la Reforma Agraria y trabajó estrechamente con los Cuerpos de Paz. Las cartillas, de distribución gratuita (Básica, Hablemos bien, Cuentas claras, Nuestro bienestar, Suelo productivo, Comunidad cristiana), eran ajustadas cada cinco años.” Hasta aquí tomo el escrito de Don José Eduardo.
Para nosotros, los de Sutatenza, la presencia de Acción Cultural Popular (ACPO), en Sutatenza, desde su creación en 1947 hacía que se tuviera un ambiente de cultura bastante abundante y era normal encontrar periódicamente a jóvenes que, venidos de los más variados lugares del país, iban a visitar los hogares en las veredas para hacer la práctica que el curso ya de Dirigentes, o de Líderes Campesinos, les exigía. Esta Institución fue mucho lo que hizo por este municipio tanto a nivel cultural, como espiritual y social. Creo que este municipio sin la presencia de ACPO no sería ni un cuarto de lo que hoy es ya por su progreso, ya por el conocimiento que de él se tiene a nivel mundial. Acción Cultural supo crear conciencia de alfabetización y los materiales que gratuitamente daba a los Auxiliares Inmediatos, era una muestra clara de la inculturación que tenía para llegar hasta la última persona en el último rincón. En las prácticas que realizaban en las veredas los Líderes y los Dirigentes que se preparaban tanto en el Instituto Masculino (Dirigido por los Hermanos de La Salle) como en el Femenino (Dirigido por las Hermanas de San Antonio) era mucho lo que aportaban enseñando a los campesinos de la región: desde como cocinar hasta como tecnificar sus cultivos y fuera de esto la asesoría con los Profesores que la misma institución enviaba. Hoy solo quedan los recuerdos de algo que pudo haber seguido siendo pero que no contó con el apoyo necesario, tanto del Gobierno Nacional, como de la Iglesia Católica Colombiana. Es una lástima, porque obras como estas son las que valen la pena para el progreso de los pueblos (como se puede comprobar al buscar en Internet la gran cantidad de iniciativas que surgieron a partir de esta Obra en todo lo que ella abarcaba: Radio, Editorial, Periódico semanal, Prensadiscos, Granjas, Institutos, Móviles veredales, Profesores propios....) pero no encontrarán nunca un apoyo solidario por las mismas políticas de ya de los gobiernos de turno o ya de las instituciones que pudieran ser patrocinadores de progreso y cultura integral para la población en general”.